Las palabras son mágicas, curan, unen, pueden ser imaginadas y se plasman aquí para ser disfrutadas. Deja a tu alma unirse a la mía, recorrer nuevos mundos, inventar nuevos personajes y vivir con ellos las palabras de sus aventuras.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

OTRA VIDA




Caminaba erguido con la mirada altiva y la boca bien cerrada. Tenía los bigotes bien estirados, como si acabara de peinarlos. Era un felino arrogante con unos extraños ojos azules, demasiado luminosos para parecer reales. Su cuerpo era esbelto con el pelaje blanco como la nieve. Los demás felinos se apartaban a su paso sin saber muy bien la razón. Algo emanaba de él, algo que obligaba al resto a temerle y respetarle. De un salto alcanzó la parte más alta de la tapia y se acomodó allí, mirando todo y a todos. Suspiró, qué largo se le estaba haciendo… Cerró los ojos y se dispuso a dormir. Pero no le era posible. Encerrado en aquel cuerpo,… Él, que había sido el más glorioso, que había tenido el mundo a sus pies. Él que había gobernado un imperio. Y ahora se veía así. Encerrado en un felino. Solo habían respetado sus ojos. Los ojos que los dioses le habían concedido. Lo único que le diferenciaba del resto, fuera de la especie que fuera, eran sus ojos.  Su llegada al mundo estuvo rodeada de tanta expectación que, después que hubo demostrado la autenticidad de su origen, gobernó la civilización por mucho tiempo ¿Y qué le llevo al regreso, después de tantas eras, en este cuerpo? ¿Cuál fue el  pecado cometido para que los dioses le desterraran al cuerpo incapaz de hablar y comunicarse con … con ella? El amor, sin duda; pero no cualquier amor: el amor prohibido. El amor a la mujer de un dios. Aún caminaba esbelto y buscaba en los ojos de las gatas algo que le recordara a ella, algo que le sugiriera que ella había corrido el mismo destino. Y, así, pasaba el tiempo, el tiempo infinito…

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