A veces una semana empieza mal... el cuerpo falla... se pone en contra de una misma... no quiere ayudarte... quiere evadirse... viajar dentro de su propia conciencia y perderse...Todo lo planeado se ve en peligro, el tiempo se acorta, faltan horas y el cuerpo no quiere ayudarte. Pero aquí está una, con su cabeza, su conciencia, y las fuerzas que dan la ilusión de hacer feliz a quien tiene cerca. Y hace el esfuerzo, y saca horas en el día de donde no las hay, y llega el momento y, con mucha ayuda, todo está listo. Y todo sale genial, como esperaba... La excitación llega a su punto más álgido... Después sale todo el cansancio de golpe, el dolor que parecía atenuado, se intensifica de nuevo, pero a su lado está la sonrisa del que se le hizo feliz, la de los que me ayudaron a hacerlo y entonces el dolor se atenúa y pienso, sonriendo en mi interior, que no hay dolor que dure 100 días y que una mala semana, con todo torciéndose a cada paso, no tiene porqué acabar mal. Todo es cuestión de ilusión...
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